¡HOLA! Mi nombre es Elisabetta, tengo 22 años y soy de Turín, en el norte de Italia. En enero inicié mi proyecto de voluntariado en la cooperativa Jeroni de Moragas, que trabaja con adultos con discapacidad psíquica. Inicialmente no fue fácil integrarse al ambiente de trabajo y crear una relación con los usuarios. Ahora, sin embargo, tres meses después, me siento extrañamente satisfecho y agradecido de poder vivir esta experiencia. Los profesionales que trabajan en la cooperativa son súper amables y abiertos, siempre dispuestos a echarte una mano en caso de dificultad ya escucharte, respondiendo a tus dudas.

Los usuarios son extrañamente dulces y cariñosos. A veces es difícil descubrir cómo manejar algunas situaciones, pero al final todo el trabajo que haces con ellas es realmente gratificante. Solo hay que tener paciencia y poco a poco se va creando un vínculo muy bonito.

Adjunto fotos de un momento muy bonito, durante el cual dimos un paseo por la montaña en honor a la festividad de San Medir. Llegamos allí, comimos y cantamos todos juntos. Fue un hermoso momento de compartir que siempre llevaré en mi corazón.

En cuanto a la experiencia con los otros voluntarios, solo puedo estar súper satisfecho. Es genial poder compartir diferentes culturas y tradiciones de toda Europa. El evento que más me gusta que organiza La Vibria es el encuentro Intercooltural, un evento en el que cada uno de nosotros se turna para presentar su propio país compartiendo tradiciones, comida, bailes, etc. en dos semanas estará la de Italia y ya estoy súper emocionada!

Otro evento súper genial fue el carnaval. Nos disfrazamos y salimos a la calle en Terrassa de fiesta. Si Terrassa me llamó la atención por su viveza no os imagináis lo que no ocurre todos los años en Sitges. Sitges es un pequeño pueblo costero a unas 2 horas de Terrassa. ¡Es maravilloso y el carnaval allí es algo maravilloso, no te lo puedes perder! Aquí hay una foto de cómo estábamos vestidos.

Un sábado por la mañana con mis compañeros de piso fuimos a Montserrat, una montaña a unas horas de Barcelona. Fue un día realmente especial, tanto por el increíble paisaje rodeado de naturaleza como por las personas (mis dulces compañeras de piso) con las que pasé el día.

Pasando a las tradiciones más catalanas, definitivamente debes probar la calçotada. El calçot es una especie de cebolla, que se cocina a la parrilla, se le quita la parte negra carbonizada y se moja en una exquisita salsa a base de pimientos. Es un ritual que no te puedes perder, ¡entrar en la cultura catalana!